Como una riña de bar forma al que sería al que sería la figura insigne del humilde Leicester, campeón de la Premier League 2015-2016; o la satisfacción de Sergio Bernabé Vargas al taparle un gol al portero paraguayo José Luis Chilavert; o la estatura de leyenda de Don Elias Figueroa; o el odio de un país al argentino Jorge Valdano por despreciar ese gran baluarte llamado Iván Luis; o el estremecimiento de escuchar el himno propio en el histórico Estadio Maracaná de Brasil en ese magnífico 2 a 0 frente a la España campeona. ¿Qué tiene que ver todo lo que han leído? El amor. La pasión. La entrega a esa noble afición que es el fútbol.

Es "BarrioBravo" de Roberto Meléndez. Son historias. Crónicas que jugadores, de glorias del balompié. Pero también son historias de amor, de desencuentros, de peleas, de farras interminables bajo litros y litros de cerveza.

Es la desesperanza de una chica de café que ha guardado banca mucho tiempo y que siente que es su oportunidad. O la próxima cita amorosa auspiciada por el Athletic de profesor Bielsa. Es la vieja que no devuelve las pelotas cuando caen en su casa. Es el hincha cábala de un apacible Rengo.

El Barrio Bravo de Meléndez es juego, pasión, piernas, sudor, es tocar la gloria o morder el polvo de la humillación. Porque no sentimos las ganas con ese trabajo de mierda, o esa vida de mierda que llevas como lastre en tu espalda. Por qué no vibramos con la ópera, o con la pintura. Porque vibramos como esos 17 millones que respiran y viven fútbol. En un país poco justo, SI ES CIERTO, pero es una pequeña alegría en un país donde los triunfos morales son abundantes.

"Barrio Bravo" de Roberto Meléndez, es de SUDAMERICANA. Junio de 2017